
Al emprender un texto debes tener en cuenta algo que forma parte del ABC del curso de escritura creativa: cada frase funciona como contrapunto de las demás frases de tu texto o de todo tu libro. La relación entre ellas es muy estrecha. Harías bien en imaginarlas como las piezas de un rompecabezas.
La frase y su entorno
En este juego, que es la escritura, tus frases deben ser exactas para que el conjunto de piezas resultante se vea bien y funcione bien. Cuando hablo de exactitud me refiero a la fonética y a la extensión de la frase, según el lugar que ocupe en el párrafo y en el relato. Y cuando menciono la fonética de la frase estoy teniendo en cuenta su sonido, el cual debe ser armonioso con respecto a cómo suenan las frases contiguas. En cuanto a la extensión debes considerar que usar frases cortas, frases largas o combinarlas produce distintos resultados que afectan al contenido.
Es muy aconsejable controlar la relación entre las frases. La primera en relación con la segunda, ésta en relación con la tercera y así sucesivamente. Debes hacer esto en cada párrafo y también entre estos. Y no debes olvidarte de controlar la relación entre el primero y el último párrafo dentro del mismo texto.
El inicio de la frase determina su naturaleza
Hoy, en el marco del curso de escritura creativa me gustaría poner énfasis en lo siguiente: Al iniciar una frase determinas su naturaleza. Pero si comienzas todas las frases de la misma manera condicionas el texto.
Lo explicaré mejor con ejemplos:
1 Imagina que comienzas cada frase con una acción: volví, reaccionó, lloraron.
2 Ahora piensa en comenzar tus frases con un adverbio: cuando, evidentemente, mientras.
Si tomas como modelo el primer ejemplo escribirás un texto más dinámico, en el que sucederán cosas todo el tiempo porque lo habrás colmado de acción.
¿Cómo resultaría tu texto si emplearas el modelo del ejemplo 2? En este caso crearías un texto lento, apropiado para una descripción, pero no para la acción que requiere un relato.
Cada vez que escribas ten presente esta importante relación que existe entre el principio de una frase y lo que quieres contar.
Los diferentes tipos de frases en la narración
Podría decirte que la narración es una colección de frases que cumplen diversas funciones. Sólo por nombrarte algunas funciones de las frases podía decirte que enlazan ideas, afirman, niegan, encubren, descubren, aceleran, aquietan, etc. Y una frase también puede ser mágica, transportar al lector a otros lugares, llevarlo a presenciar acontecimientos insospechados. El ejemplo de lo que estoy afirmando está presente en toda novela. La “magia” se activa con giros tales como “sucedió que”, “de pronto”, “de repente”, “cuando”, “apenas había sucedido”, entre otros.
También existen frases muy cortas y muy larga que suelen utilizarse para generar diversos tipos de ambiente en la narración.
Otra función: Una misma frase puede adquirir diferentes sentidos según los signos de puntuación con que se acompañen. Ejemplo:
La ventana estaba rota. (afirmativa)
¿La ventana estaba rota? (interrogativa)
La ventana estaría rota. (dubitativa)
¡La ventana estaba rota! (exclamativa)
El modo de narrar que elijas al escribir estará dado por el modo que uses para construir las frases.
Acumular y contrastar
La acumulación es un método que podrías utilizar al principio de un relato para llamar la atención del lector. Pero si consiguieras crear dos acumulaciones opuestas entre sí estarías añadiendo un contraste al atractivo del comienzo de tu texto. El siguiente es un claro ejemplo perteneciente a Antonio Skármeta en “Ardiente paciencia”. Encontrarás que el contraste se da entre la acumulación de nombres propios franceses y los datos chilenos:
“Danton, Robespierre, Charles de Gaulle, Jean-Paul Belmondo, Charles Asnavour, Brigitte Bardot, Sylvie Vartan, Adamo, fueron tijereteados sin clemencia por Mario Jiménez de manuales de historia francesa o revistas ilustradas.
Junto a un inmenso poster de París donado por la única gerencia de turismo de San Antonio donde un avión se dejaba rasguñar por la punta de la tour Eiffel, la colección de recortes le dio a las murallas de su habitación un distinguido acento cosmopolita.
Su vertiginosa francofilia era sin embargo mitigada por algunos objetos autóctonos: un banderín de la Confederación Obrera Campesina Ranquil, la efigie de la Virgen del Carmen, defendida con dientes y muelas por Beatriz ante su amenaza de exiliarla en la bodega, el “tanque” Campos en una palomita gloriosa de los tiempos en que el equipo de fútbol de la Universidad de Chile era celebrado como “el ballet azul”, el doctor Salvador Allende terciado por la tricolor banda presidencial, y una hoja arrancada del calendario de la editorial Lord Cochrane que detenía en el tiempo su primera –y hasta entonces – prolongada noche de amor con Beatriz González.”
En otras palabras, «acumulación» y «contraste» son dos palabras que cobran relevancia en el curso de escritura creativa.
Mario Daniel Casas