
El resfrío es una dolencia repetitiva para quienes no practican el Yoga.
El resfrío
¿Por qué tantas personas son proclives a resfriarse? Algunas se resfrían más de cinco veces al año. Lo que en verdad les sucede es que sus organismos no tienen la fortaleza necesaria para enfrentar a la enorme cantidad de gérmenes que habitualmente acechan al ser humano. Sus cuerpos se tornan de facil acceso a la enfermedad porque están repletos de desechos celulares.
Los yogis sostienen que el resfrío es, en sí mismo, un proceso de defensa que pone en marcha el organismo cuando necesita una limpieza a fondo. El cuerpo reacciona tratando de eliminar un elevado número de toxinas a través de las secreciones mucosas.
Propuesta
Frente a la enfermedad, la propuesta del Hatha Yoga no es conformarse con la remediación de sus efectos, sino apuntar a su origen. Para los maestros de la disciplina las causas del resfriado son las mismas que originan otras enfermedades infecciosas: la pobre oxigenación de la sangre, la falta de ejercitación física, una ingesta alimenticia defectuosa, tanto en calidad como en su exceso y el consumo de bebidas alcohólicas y de tabaco.
Todas las causas mencionadas pueden desaparecer con la práctica diaria de las asanas del Yoga y de la respiración profunda. El maestro de esta disciplina también sabe de dietas que colaboran con la salud del organismo.
Los alumnos que abrazan esta forma de vida, con el tiempo, logran desterrar de sus vidas el resfrío, la gripes, la sinusitis, ataques de malaria, entre otras dolencias.
Los maestros aconsejan
No se debe sonar la nariz. Es mejor aspirar fuertemente el moco para luego escupirlo. Este procedimiento se tiene que hacer cuatro o cinco veces seguidas. Y se lo puede repetir cada vez que se necesite.
Trate de sudar todo lo posible durante la noche. Para logralo proceda así: Primero tome un té de hierbabuena caliente con miel y limón. Luego, prepare una mezcla de tres partes de agua por una de vinagre, sumerja en ésta una tohalla, estrújela, envuélvase con ésta desde los pies hasta las rodillas, cúbrase la tohalla húmeda con otra bien seca y envuélvase desde los pies hasta las rodillas con varias mantas. Tenga a su alcance un pijama limpio y otra tohalla. Una vez que haya sudado profusamente quítese la compresa de vinagre, séquese, póngase el pijama limpio y seco y quite el abrigo extra de su cama. Antes de dormir se recomienda, además, fregarse las piernas con alcohol.
Estos consejos son especialmente útiles para impedir que el resfriado se agrave.
Por último, un ayuno de uno o dos días también resulta de gran ayuda.
Las anginas
Hay un par de métodos que usualmente controlan la inflamación de las amigdalas y su proceso. Se trata de las gárgaras con agua con sal o con otro antiséptico. Pero tienen una desventaja: la recaida. No solucionan el problema de raíz. El Hatha Yoga, en cambio, mediante la práctica de la llamada «postura del león» fortalece los músculos de la garganta y las amígdalas, hasta llegar a dotarlos de la capacidad para resistir la infección.
El caso de una alumna de Yoga
Juana conocía la Postura del León por haber observado su práctica a otros alumnos de la escuela de Yoga a la que asistía. Pero nunca la había practicado porque su maestro no se lo había indicado. Sin embargo, había escuchado decir que aquella era beneficiosa para las afecciones de garganta.
La salud de Juana se veía jaqueada por frecuentes dolencias en la garganta. En medio de una de esas crisis de dolor se despertó una madrugada. De inmediato recurrió a las gárgaras con salmuera porque no contaba con un antiséptico. El artilugio sólo le disminuía el dolor en algunas de aquellas ocasiones. Pero esa vez no le produjo alivio. Como plan «b» se paró con su cabeza hacia abajo y realizó repeticiones de respiración profunda. Sin embargo, el dolor que se originaba en su garganta continuaba siendo insoportable. De pronto, recordó haber escuchado que la Postura del León era beneficiosa para contrarrestar las enfermedades de la garganta. De inmediato, ejecutó la asana en una serie que constaba de ocho repeticiones. Para su sorpresa, el dolor cedió notablemente. Algunos minutos después, ya sin dolor, continuó con su descanso.
Juana siguió practicando la singular asana durante un mes. Y dice que desde entonces no ha vuelto a sufrir aquellos padecimientos.
Cada maestro de Hatha Yoga tiene para relatar diversas historias de alumnos que dejaron de sufrir dolencias de garganta, gracias a la práctica de la Postura del León.
Mario Daniel Casas