Mario Daniel Casas

Intestino


intestino

Intestino

El intestino es un extenso conducto que se subdivide en dos grandes zonas. La primera porción es conoce como intestino delgado. Se extiende desde el orificio de salida del estómago (píloro), abarcando el duodeno y el yeyuno, y finaliza en la válvula ileocecal.

A continuación, se halla el segundo tramo, que se llama intestino grueso. Éste, comienza en la válvula mencionada y comprende el ciego, el apéndice, el colon y el recto y termina en el ano.

Intestino delgado

Se ubica en la parte central del abdomen y el intestino grueso lo rodea. Su extensión oscila entre los cinco y los seis metros y presenta un diámetro entre dos y tres centímetros. Además, el tubo se adapta perfectamente a la cavidad curvándose en forma de “u” tantas veces como le sea necesario. Tales curvas reciben el nombre de “asas intestinales”.

A su vez, podría considerarse al intestino delgado como dividido en tres: duodeno, yeyuno e íleon.

Duodeno

Se halla después del estómago. Está separado del mismo por el píloro. Presenta la forma de una “V”.

Yeyuno

Se encuentra después del duodeno. Y constituye la parte más extensa del intestino delgado.

Ileon

Se ubica a continuación del yeyuno. Finaliza en la válvula ileocecal.

¿Cuáles son las funciones del intestino delgado?

En términos de digestión es en esta porción dónde se cumple uno de los procesos más importantes. Aquí se completan las funciones digestivas que comenzaron en la boca con la masticación y la salivación, acompañadas con la posterior preparación del estómago, el que disuelve las fibras conjuntivas de las carnes y ataca la pectina de los vegetales. Como resultado de estos pasos previos el alimento ingresa al duodeno altamente fraccionado.

A este primer tramo del intestino delgado concurren las secreciones del páncreas y del hígado apenas llega el bolo alimenticio ¿Qué ocurre en este encuentro? Ni más ni menos que la digestión. Y esto es así porque el páncreas, en su secreción, aportó tripsina, la que digiere las albúminas; también aportó lipasa, para digerir las grasas y, además, contribuyó con amilasa, la cual digiere el almidón. Paralelamente, el hígado proporcionó bilis, lo que potencia el poder que tiene la lipasa para digerir grasas.

División de tareas

A continuación, la pared mucosa del intestino recibe las sustancias orgánicas resultantes. En estos momentos, la pepsina y la tripsina desintegran materias proteicas para convertirlas en aminoácidos para que puedan ingresar en el torrente sanguíneo.

Por otra parte, los hidratos de carbono ya sufrieron el embate de la ptialina de la saliva, por el ácido clorhídrico del estómago y por los fermentos del páncreas. Como resultado, los hidratos se convirtieron en glucosa y así se absorbieron.

En tanto, las materias grasas son convertidas en emulsiones debido al embate de la lipasa pancreática y de la bilis hepática. Y en ese estado son también absorbidas por el intestino delgado e incorporadas a la sangre gracias a la presencia en el intestino de los vasos quilíferos.

Por último, la celulosa, parte importante de los vegetales, se absorbe en el ciego y en el colon ascendente.

El resto de la digestión avanzará hasta llegar al colon transverso y el colon descendente en donde perderá agua poco a poco, la que se aprovechará en el ciego y en el colon ascendente. Es entonces cuando los restos de la digestión toman forma cilíndrica, lo que conocemos como materia fecal. Luego, la misma pasará por el recto y se evacuará.

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Mario Daniel Casas

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