
Cestodos: Largos parásitos intestinales
Los parásitos intestinales, también conocidos como cestodos, son gusanos planos. Pero tienen la cabeza recubierta de ventosas. El resto del cuerpo, en tanto, es aplanado y, en algunos subtipos, llega a medir varios metros de largo. Además, están estructurado por una serie de anillos, los que expulsan junto a las heces cuando alcanzan el estado adulto.
Los síntomas que causa la proliferación del cestodo en el ser humano son: adelgazamiento incesante, gran apetito, digestiones lentas, mareos y diarrea.
Este parásito intestinal es comúnmente conocido como “solitaria”, debido a que se trata de un solo individuo. Sin embargo, existen cinco clases de cestodos:
Tenia saginata
Entre 1000 y 2000 anillos componen su cuerpo. Su extensión puede alcanzar los 10 metros.
El mecanismo por el cual los parásitos intestinales conocidos como saginata llegan al ser humano es el siguiente: Cuando el parásito alcanza su estado adulto expulsa sus múltiples anillos junto a las heces. Si esto sucede en letrinas del campo el buey los ingiere. Y en este punto es donde el parásito experimenta una serie de transformaciones. Finalmente, el hombre se alimenta con la carne del animal y también ingiere las larvas del parásito (cisticerco), con lo cual su intestino queda parasitado.
Tenia solium
Su aparición sucede en todos los países del mundo en los que no existe el control sanitario sobre la cría del cerdo. El largo de la solium es menor que el de la saginata. Pero, al igual que esta última, también se despoja de sus viejos anillos y de sus huevos fecundados cuando defeca. De esta manera los huevos quedan al alcance del cerdo. Y cuando los embriones logran abrirse paso hacia el torrente sanguíneo del animal acceden rápidamente a sus masas musculares. En ese momento, cada embrión se convierte en larva de tenia (cisticerco). Mientras tanto, el cerdo no siente molestias ante la colonización de la solium.
Un cisticerco logrará llegar hasta el intestino del hombre que comió carne de cerdo contaminada. Desplegará su cabeza y la utilizará para adherirse a la pared intestinal. Su paso siguiente será el de crear anillos hasta alcanzar su estado adulto. La cabeza se pega con facilidad al intestino porque esta provista de ventosas en sus laterales y de una doble corona de ganchos sobre su extremo.
Tenia nana
Esta clase de parásitos intestinales infecta con frecuencia a los niños que habitan en la región mediterránea. Llega a medir unos 25 milímetros. Y se cree que los vectores que utiliza para invadir al ser humano son las cucarachas y las moscas.
Botriocéfalo
El Botriocéfalo es el cestodo de mayor longitud. Suele vivir en ciertos peces de agua dulce. A los síntomas generales que producen las diversas tenias en el ser humano esta variedad añade alteraciones de anemia en la sangre.
Tenia equinococo: Los parásitos intestinales más cortos
Su tamaño sólo alcanza los 5 milímetros de largo y no posee más de 3 anillos en su cuerpo. Pero forma una colonia muy numerosa en el intestino del perro. Los anillos, llenos de huevos de la tenia, abandonan al animal junto a su materia fecal y caen sobre la tierra y la hierba. Luego, es frecuente que algún animal de cría coma la hierba contaminada. Cuando esto sucede, algunos huevos de tenia se quedarán en el estómago. Pero otros embriones lograrán enquistarse en el hígado. Aquí, cada embrión toma la forma larval que se conoce como “hidátide” y pasa a formar parte de un quiste hidatídico.
El quiste hidatídico también puede constituirse en el organismo humano cuando las verduras no se lavan correctamente. Otra manera en que las personas adquieren esta parasitosis ocurre cuando acostumbran a besar a los perros. Los canes suelen contaminar sus hocicos con restos de sus propias heces.
Los quistes hidatídicos se localizan con mayor frecuencia en el hígado y en los pulmones del ser humano.
Mario Daniel Casas