
Cuando utilizamos el poder mental todas nuestras energías se encauzan tras un mismo objetivo.
¿Cómo actúa el poder mental?
El ser humano es lo que come y lo que piensa. Pero el pensamiento es su fuerza más poderosa cuando está dirigido hacia un punto determinado y tiene persistencia.
Según sea su manera de pensar triunfa o fracasa, se siente alegre o triste, goza de buena salud o padece enfermedades. En otras palabras, hace realidad su pensamiento recurrente. De tal manera, si piensa que todos sus asuntos obtendrán malos resultados, no hace otra cosa que sabotear su propio proyecto.
El poder mental destructivo
Para la persona que configura su mente de manera tan negativa un vaso de agua nunca estará medio lleno. Y tampoco se dejará convencer con facilidad de que su fracaso es la consecuencia directa de su modo perdedor de ver las cosas. Le costará demasiado admitir que la desgracia, la mala suerte y las enfermedades que sufre nacen en su cabeza.
Todo individuo necesita saber que los pensamientos positivos y los negativos conllevan el mismo poder de realización. Y que esa fuerza mental actuará de acuerdo a cómo la dirija.
¿Debe controlarse la mente?
Si la persona se considera incapaz de tomar las riendas de sus pensamientos se expone a que su mente le juegue malas pasadas. Sin embargo, no es imprescindible imponerle a la mente una férrea disciplina de entrenamiento. Porque sólo basta con el desarrollo del poder de concentración para obtener un control simple, útil para cualquier clase de uso, de su poder mental.
¿Cuál es el secreto de la concentración?
El camino directo hacia la concentración es el deseo. Porque el deseo hacia algo, o la meta que se quiere perseguir, impulsa al ser humano a concentrarse en ello y a esforzarse por obtenerlo.
El Yoga y el poder mental
El poder mental en sí mismo no es ni bueno ni malo. Pero los resultados de su aplicación pueden no ser de provecho. Por esta razón, en el Yoga se practica la concentración utilizando la meditación. De tal manera, la persona aprende a conocer el valor del desinterés, lo cual hace que dirija de manera constructiva el poder de la mente.
Un maestro de Yoga suele orientar las primeras meditaciones de sus estudiantes para guiarlos hacia un objetivo. Éste, puede ser un concepto como la bondad, la compasión, el perdón, el amor o puede centrarse en un objeto. Finalmente, cuando la mente aprende a sosegarse, obtiene una predisposición natural hacia la meditación. Y sólo en la paz de la mente puede verse la naturaleza más pura del hombre; es cuando descubre su verdadero destino y la meta de su vida.
Las cuatro asanas adecuadas para meditar
Los yogis probaron y determinaron las 4 posturas más útiles para facilitar la meditación y la concentración. En sánscrito se las denomina de la siguiente manera: Padmasana, Siddahasana, Swastikasana y Samasana.
Padmasana
En occidente es más conocida por su nombre “del Loto”.
Siddahasana
El alumno se sienta en el suelo con ambas piernas estiradas, dobla la izquierda por la rodilla y ubica el pie, con el talón hacia arriba, debajo de su trasero. Luego, dobla la pierna derecha y apoya el talón sobre su pubis, de manera tal que la planta quede hacia arriba. Por último, apoya las manos sobre las rodillas, las que quedaron en contacto con el suelo.
Swastikasana
En esta asana el alumno se sienta cruzando las piernas como lo hace al adoptar la postura del Loto, pero presenta una variante: debe meter la punta de los pies entre el muslo y la pantorrilla. Finalmente, deja descansar las manos sobre las rodillas.
Samasana
El estudiante ubica su cuerpo de forma similar a cuando practica la postura del Sastre, con ambas piernas cruzadas por los tobillos. Y pondrá las manos sobre los talones y con las palmas abiertas, cuidando que la mano derecha se apoye sobre la palma izquierda.
El poder mental y los principiantes
Como los estudiantes no suelen ejecutar las asanas correctamente en las primeras meditaciones, basta con imitar la postura del Loto lo mejor que se pueda. Pero lo que sí es fundamental desde el inicio es mantener la columna perfectamente erguida.
Como preparación previa, los maestros suelen recomendar que se haga la postura de “parada de cabeza” porque facilita el resultado posterior. Tampoco está de más aromatizar el ambiente con un incienso o con la fragancia que se prefiera.
Mario Daniel Casas