
«El Cordobés» Narrativa humorística sobre la mitología clásica.
El Cordobés
Capítulo 1
Yo me puse El Cordobés porque con ese apodo puedo i’ a cualquier lado sin pasa’ vergüenza ni peliame con nadie. La vez pasada un grandote de Villa Del Rosario me dijo “Che, Cabezón”. Le contesté sin pensa’lo: “¿qué queré’ che Oreja ‘e Tapa ‘e Yerbera?” Como vi que se estaba por encula’ le tuve que deci’ que era un chistecito, más vale. Mirá si le voy a anda’ buscando quilombo a un coso que tiene la altura de una puerta y que tiene más lomo que Betos. Soy Juancito Funes pero nadie se acuerda en Córdoba. Yo me acuerdo de todo, por eso me gusta tanto leer porque en la sobremesa de todo’ los asado’ que tengo con los compañero’ de laburo me pongo a conta’ algo de lo que leí. Lo último que anduve leiendo eran las historia’ de los coso’ de la Grecia. Bueno, ya que estamo’, te cuento:
Para mí, los diose’ más mejore’ de la Grecia eran doce o trece. Todos vivían en una sierra que se llamaba y se llama Olimpo, porque todavía está. Vendría a se’ como el Uritorco de acá, de Córdoba, pero distinto, porque al de acá se trepan un montón de vago’ pa’ sapiá los platillo’ voladore’, en cambio al de allá el que no era invitado por los diose’ no podía ni subi’se. Si alguno que no era dios iba por su cuenta o lo bajaban a los patadone’ y quedaba como bolsita ‘e huesos de tanto rebota’ contra los piedrone’ o lo convertían en peperina y lo usaban pa’l mate.
La cuestión es que esa montaña así como era de sagrada era de terrible. Cuando llovía los rayo’ y los trueno’ eran alevoso’. El agua caía a baldazo’ por las ladera’. Pero los diose’ tenían sus palacio’ más allá de las nube’, así que nunca tenían tormenta ellos, ni viento siquiera que balanceara los arbolito’ de los jardine’. El clima que tenían era tranqui, de eterna primavera y siempre tenían luz, no como acá que vuelta a vuelta la cortan.
Los doce diose’ más capo’ tenían palacio propio, eso sí era como acá, pero el más mejor lo tenía Zeus, porque era el presidente de todos los inmortale’. En ese caserón vivían también tres grupo’ de minas inmortale’: Las Gracias, las Musa’ y las Hora’ que hacían distintos laburo’. Todas eran vírgene’, porque Zeus no le pegaba a los perros ajeno’ en su propia casa. La cosa era que’l jolgorio empezaba temprano por allá. Apenas la Aurora abría la tranquera del cielo Apolo entraba al palacio del presidente con su jardinera, su viola y enseguida llegaban los vecino’. Entonce’ las Gracia’ bailaban con buena onda y las Musa’, blanquitas ella’, porque no les gustaba toma’ sol, cantaban a coro temas lento’. Todos estaban chocho’.
De vez en cuando hacían una pausita pa’ descansa’ y aparecía una flaquita que se llamaba Hebe con una bandeja de plata hasta las mano’ de copas de oro. Servía jugo de flores, aclaremo’ que los diose’ no se mamaban y también invitaba con Ambrosía, que era un licor de la bodega de Zeus, que tampoco servía pa’ escabia’, pero ese era el mejunje que los hacía vivi’ pa’ siempre.
Así de mal la pasaban hasta que llegaba la noche. Después que cada uno rumbiaba pa’ su rancho, la virgen Hestia, aunque era una bestia de linda, se quedaba sola, como si fuera dueña de casa, haciendo guardia pa’ que no se apagaran ni la luna ni las estreias.
La mamá de Las Hora’ se llamaba Temis. Esta doñita laburaba de Ministra de Justicia, o sea que estaba pa’ acomoda’ los tanto’ en el barrio del Olimpo y en el mundo. Para se’ más clarito: Estaba pa’ evita’ que todo fuera un desastre olímpico. Sabía senta’se al lado de Zeus para aconseja’lo y calma’lo cuando lo veía medio nervioso, porque era de enfurece’se bastante seguido y de ordena’ castigos desmedido’ o injustos cuando ella no podía frena’lo un poco.
Cuando una orden no estaba bien pensada Temi’ le mandaba un fac a la diosa Iris despué’ de corregi’la un poquito. Esta agarraba el avión invisible, ese que supo compra’ la Mujer Maravilla en un remate, y bajaba de raja a lleva’selo al que fuera. Cuando el mandado estaba cumplido se volvía al mango al Olimpo, se servía Ambrosía en las rocas y se recostaba en un sofá del livin’ sin saca’se ni las sandalia’ hasta que Temi’ le mandaba otro fac.
Las Parcas, hijas de Temi’, laburaban como administrativas del Poder Legislativo cerca de su vieja en un palacio de bronce. Tenían la mala costumbre de escribi’ en las parede’ los destinos humano’ más pulenta’ y también de dibuja’ florcitas y corazoncito’ en el bronce. El problema era que no había forma de borra’lo.
Se llamaban Láquesis, Cloto y Atropos. Cada una tenía un escritorio grandote y bien lustrau. Las tres estaban buenas. Todos los día’ iban a labura’ bien pintaditas y vestida’ como pa’ mata’, porque de eso se ocupaban, siguiendo las órdene’ de Zeus. Porque ellas escribían el destino de cada mortal en legajos. Ahí detallaban todos los biene’ y males que iban a tene’ todos en la vida y fijaban el día de toda’ las muerte’.
Los diose’ la pasaban de diez porque ni bien terminaban una de sus festicholas ya estaban empezando otra. ¿Te podés imagina’ eso? Bueno, ahora te voy a decí’ el nombre de los diose’ más mejore’ para que te vayai’ acordando. Toda’ las diosa’ eran unas hembras divina’, y los diose’ cargaban la pinta. Te voy a deci’ los nombre’ que le daban los griego’, porque los romano’ después le cambiaron el nombre a todo’, eso no sé por qué pero así fue. Eran: Zeus, Apolo, Ares, Hefesto, Hermes y Poseidón. Ellas se llamaban: Hera, Atenea, Afrodita, Hestia, Artemisa y Deméter. Eran como dos sele’cione’ de vóley. Aparte había otros diose’ que despué’ te voy a i’ diciendo quiénes eran y qué hacían. Uno era Hades, hermano de Zeus, que no vivía en el Olimpo porque se hacía cargo del mundo su’terráneo,
otro era Dionisos, que fue el último en muda’se al Olimpo por culpa del trago. Después te voy a conta’ bien de’l.
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Mario Daniel Casas
2 respuestas a “Ya está en Mercado Libre «El Cordobés y los coso de la Grecia»por Mario Daniel Casas”
Me encantó . Leí el capítulo del cuento de los dioses del Olimpo en voz alta mientras tomaba mate en un día domingo de lluvia y me sentí como en mi propio stand up.
Es muy bueno reírse un poco en esta época de crisis.
Gracias por publicarlo.
¡Gracias por tu comentario! ¿Te dedicas al stand up? No lo había concebido como argumento de stand up pero, ahora que lo dices, creo que mi libro podría convertirse en el guión de un unipersonal. ¿Eres de Argentina?